«San» es el apócope de «santo» y precede a los nombres propios masculinos de las personas que, según la Iglesia católica, han sido canonizadas por atribuírseles milagros y comportamientos virtuosos. Ejemplos: san Antonio, san Francisco, san Martín de Porres.

Se usa «santo» en vez de «san» ante los nombres que empiezan con las sílabas to- y do-: santo Tomás de Aquino, santo Toribio, santo Domingo.

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La palabra «santa» solo puede usarse con género femenino; por lo tanto, el nombre de una mujer que ha sido canonizada no debe estar antecedido por la forma «san».

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Estos nombres suelen tener combinaciones que causan dudas de escritura, como «santo hermano Miguel» y «san hermano Miguel». En este caso se recomienda la primera variante, pues no resulta adecuado apocopar la palabra «santo» cuando no antecede inmediatamente al nombre propio.

Las palabras «san», «santo» y «santa» son fórmulas de tratamiento y por su característica de nombres comunes deben escribirse en minúscula, ya sea que precedan al nombre propio o se usen sin él: El altar de san José; La oración a santo Tomás; La ermita de santa Narcisa de Jesús; Eleva oraciones a los santos...

La mayúscula inicial se justifica cuando estos nombres forman parte de expresiones denominativas o se escriben en abreviaturas: Visitó la iglesia de San Vicente, Sto. Tomás, S. Luis, Sta. Narcisa de Jesús. (Actualizado de La esquina del idioma, 24/11/2013). (F)

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FUENTES:

Diccionario de la lengua española, Diccionario panhispánico de dudas, Nueva gramática de la lengua española y Ortografía de la lengua española (versiones en línea), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.