"No hemos encontrado una alternativa al trasero para vender lencería", afirma Sarah Stagliano, una de las nuevas diseñadoras de lencería francesa que busca la fórmula para vender ropa interior seductora en tiempos del #MeToo.
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Los tangas y sujetadores "push-up" pierden fuelle, la comodidad se antepone a la ultrasexualidad.
"No hemos encontrado una alternativa al trasero para vender lencería", afirma Sarah Stagliano, una de las nuevas diseñadoras de lencería francesa que busca la fórmula para vender ropa interior seductora en tiempos del #MeToo.
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Resulta difícil imaginarse a Jesús en la última cena diciendo a sus amigos: “a ver, chicos, hagan fila para comer de mi pan los confesados y puros”.
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