La contracción del 2 % del PIB que experimentó la economía ecuatoriana en 2024 fue una consecuencia, entre otros factores, de una disminución en el nivel de consumo de las familias, lo que se tradujo en menos ventas para los negocios. Ese año el gasto de consumo final de los hogares cayó un 1,3 %, de acuerdo con el Banco Central del Ecuador (BCE).

El informe del BCE, publicado el 15 de abril, explica que este el comportamiento estuvo vinculado al desempeño negativo de las industrias relacionadas con la demanda final de los hogares, especialmente productos alimenticios, no alimenticios y los servicios.

Expertos consultados por este Diario analizaron que las familias consumieron menos debido a la inseguridad que aqueja al país, por los cortes de energía, la falta de inversión pública y privada y porque el empleo no ha mejorado. Todo ello trastocó los ingresos y contrajo el consumo, observaron los analistas.

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La baja en el gasto de los hogares se vio reflejada en una disminución de las ventas del comercio al por menor de electrodomésticos (20,8 %), materiales de construcción (9 %), productos farmacéuticos (2,1 %), combustibles (1,3 %) y lácteos (9,6 %), recoge el BCE.

De igual manera hubo un decrecimiento en el consumo con tarjetas de crédito para compras de vehículos y repuestos (7,2 %), ferretería y herramientas (3 %), comunicaciones (3,8 %), muebles y enseres (8,1 %) y electrodomésticos (11,4 %). También cayó el volumen de importación de bienes de consumo duradero en un 8,5 % y en los bienes de consumo no duradero en un 3,4 %.

Adicionalmente, el reporte del BCE señala que, según datos de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuador (Cinae), la importación de vehículos cayó un 35 %, al igual que las compras externas de unidades, en las que los automóviles registraron una reducción del 52,5 %, los vehículos híbridos livianos 2G tuvieron una baja del 0,7 % y las unidades SUV del 35 %.

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Por otro lado, en términos interanuales, el cuarto trimestre de 2024 reflejó un aumento del 0,2 %, según el Banco Central, empujado por el desempeño de actividades alimenticias, comercio, transporte y almacenamiento.

Subieron las ventas de comercio minorista en productos como café, cacao, té y especias, frutos y semillas oleaginosas, fertilizantes, balanceados y abonos, banano y plátano, cereales (granos) y semillas, combustibles líquidos, productos en supermercados, frutas, legumbres y hortalizas frescas o en conserva, equipo eléctrico como motores y transformadores, cables, conmutadores y de otros tipos de equipo de instalación de uso industrial.

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Además se incrementó el consumo con tarjetas en supermercados, salud y afines, restaurantes, educación, servicio de transporte aéreo, tecnología y comunicación. Crecieron las importaciones por uso o destino económico de combustibles y lubricantes en un 16,4 %. Y se incrementó la cantidad de giros de remesas recibidas en un 17,4 % y el monto aumentó en un 19,4 %.

En comparación con el tercer trimestre de 2024, el gasto de los hogares aumentó en un 1,5 % en el cuarto trimestre principalmente por gastos asociados a un mayor consumo con tarjetas en supermercados (14,4 %), supermercados por departamentos (31 %), restaurantes (5,8 %), ferretería y herramientas (0,3 %), vestido y calzado (45,8 %), comunicaciones (5,4 %), muebles y enseres (20,9 %) y tecnología y comunicación (11,5 %).

También subieron las importaciones por uso o destino económico de bienes de consumo no duradero (3 %) y combustibles y lubricantes (13,8 %), medidos en toneladas métricas. Asimismo, se elevaron los números de giros de remesas recibidas en un 3,9 % y en monto aumentó en un 2,2 %, describe el informe del Banco Central.

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Rubén Flores, decano de la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), comentó que la contracción de la economía ecuatoriana en 2024 viene marcada por una recesión que se remonta a 2015.

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Factores internos, incluida la crisis energética, tuvieron un impacto significativo, siendo la primera vez que el decrecimiento se debe a causas domésticas, opinó.

Agregó que a pesar del apoyo financiero que recibió el presidente Daniel Noboa, a través de impuestos y financiamiento internacional, no se lograron resultados positivos en la reactivación económica.

Flores remarcó que la disminución del gasto de los hogares indica una caída en la capacidad adquisitiva y en el empleo, lo cual exacerba la situación de pobreza.

Considerando que el Banco Central estima para 2025 una recuperación y crecimiento del 2,8 % del PIB, el decano de la PUCE advirtió que si no mejora la generación de empleo y no se establece una política económica clara y estable, el repunte del consumo se verá limitado.

Además, dijo, la guerra comercial empezada por el Gobierno de Estados Unidos, a través de la imposición de sobretasas arancelarias, añade presión a la economía ecuatoriana debido al impacto a las exportaciones e importaciones y el desplome del precio del petróleo.

A criterio de Flores, el Gobierno necesita desarrollar un plan estratégico y coherente para abordar estos problemas y fomentar la reactivación económica. Se requiere un ajuste presupuestario y un enfoque en la inversión, así como la vigilancia de las remesas y otros indicadores económicos, para garantizar un futuro más estable para Ecuador.

“Tenemos un panorama que tampoco es favorable para la economía ecuatoriana. El Gobierno tiene que asumir un desafío de sentarse a pensar todos estos frentes para proponer un plan que realmente sea creíble y en el que podamos apostar todos los sectores para garantizar que el Ecuador pueda tener un horizonte en los próximos años”, comentó el decano.

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Wilson Araque, vicerrector de la Universidad Andina Simón Bolívar, también coincidió en que el mal desempeño de 2024 fue producto de factores internos del país que desalentaron el consumo, como el aumento de la inseguridad, lo que llevó a la declaración de un conflicto armado interno en enero de ese año.

Este evento desvió recursos estatales hacia la seguridad, lo que afectó la economía en general, así como la producción y el comercio, anotó Araque, quien además preside el Observatorio de la Pequeña y Mediana Empresa.

Otro factor crítico fue la aparición de apagones en abril de 2024, causados por problemas climáticos y mala gestión del sector eléctrico, que volvieron en septiembre y que en octubre llegaron hasta catorce horas diarias de racionamientos. Esto impactó negativamente en la actividad comercial, lo que redujo la movilidad y el consumo, explicó.

Respecto a 2025, Araque anotó que las proyecciones sobre la recuperación pueden verse como un “efecto rebote”, ya que se espera que no existan nuevamente cortes de luz, lo que permitirá que la economía recupere parte de lo perdido el año pasado.

“Si hay apagones, otra vez la gente va a dejar de consumir. Los sectores que dependen de la energía eléctrica van otra vez a ser golpeados, y otra vez tendríamos un decrecimiento. Entonces, el supuesto de que no va a haber apagones es muy importante. También va a depender mucho de lo que hasta el 31 de diciembre de este año ocurra con toda esta guerra comercial que se ha instaurado a nivel global”, resumió Araque.

Enfatizó que si bien la inestabilidad política pudo haber frenado las decisiones de inversión durante la campaña electoral, al conocerse los resultados de las elecciones presidenciales, el gobierno electo de Daniel Noboa podría brindar mayor seguridad y permitir la reactivación del consumo y la inversión.

El economista destacó que la recuperación dependerá en gran medida de la estabilidad energética y de cómo se materialicen los supuestos sobre los que se basan las proyecciones.

Además, advirtió que la guerra arancelaria podría tener un efecto doble en la economía ecuatoriana y afectaría tanto a las exportaciones como a los costos de importación, lo que repercutiría en el aumento de precios y en la inflación.

En ese escenario, hay que seguir de cerca lo que ocurre en el contexto global y las decisiones del nuevo Gobierno, ya que estos factores seguirán impactando en la economía local en el corto y mediano plazo. (I)