“Ha sido un verdadero calvario”. Así describe Martha Vera Soledispa el camino que le ha tocado recorrer desde que fue diagnosticada con miastenia gravis. Cuando era apenas una adolescente Martha comenzó a presentar los primeros síntomas. Experimentaba caídas de las que le tomaba tiempo levantarse. Además, durante las prácticas para el juramento de la bandera de su colegio se sentía tan débil que ni siquiera podía hincarse.