Era marzo de 1997. José Ayala Lasso había dimitido a su cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para asumir la Cancillería ecuatoriana y sumarse a las negociaciones que pondrían fin al conflicto limítrofe entre Ecuador y Perú, lo que posteriormente derivó en el acuerdo de paz de ambos países el 26 de octubre de 1998.