En diciembre pasado, Stuardo Ralón Orellana, comisionado y vicepresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), visitó el complejo penitenciario de Guayaquil. Allí, en una visita que considera que no fue normal y donde no pudo entrar a lo más íntimo de los pabellones, palpó una situación “trágica”.