Cada 4 de febrero se celebra el Día contra el Cáncer a nivel mundial para concienciar sobre esta enfermedad y fomentar su prevención, detección y tratamiento.
Cada vez más personas jóvenes se ven afectadas por el cáncer. En Ecuador hay cerca de 40.000 nuevos casos de cáncer cada año. De esta cifra, fallece alrededor de la mitad; cifras que desnudan las falencias de nuestro sistema sanitario.
El cáncer de mama ocupa el primer lugar, seguido por próstata, estómago, tiroides, piel, cérvix y pulmón; sin dejar de mencionar al cáncer de colon, linfomas, leucemias, cabeza/cuello y ovario, entre otros.
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Mala práctica médica: homicidio culposo
El cáncer de cérvix, que ocupaba el primer lugar, ha disminuido su incidencia y letalidad debido a la vacuna contra el virus del papiloma, más los tamizajes, citologías, colposcopia y pruebas biomoleculares; sin embargo, estamos lejos de cumplir con la meta 90-70-90 para el año 2030, en lo que hace relación con este cáncer.
El cáncer de mama ha bajado levemente su mortalidad, pues se cuenta con mejores recursos diagnósticos y terapéuticos, especialmente de imágenes; no obstante, su incidencia tiende a aumentar. La Organización Mundial de la Salud indica que es el más común, con 2,7 millones de casos, de los cuales mueren anualmente 700.000 a nivel mundial.
Además, vale destacar que el cáncer de próstata es el más frecuente entre los hombres.
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Hay neoplasias malignas de baja incidencia, pero de elevada letalidad por la dificultad de lograr diagnósticos tempranos; por el contrario, a muchas se las diagnostica por las metástasis en estados avanzados.
La prevención más el diagnóstico temprano son los mejores recursos que permiten salvar vidas, también una buena cultura sanitaria que desmitifique la enfermedad.
Se han observado cifras alarmantes que indican que el cáncer tiende a elevar su incidencia en personas cada vez más jóvenes, debido a la falta de políticas de prevención y detección temprana, más la permanente exposición a factores de riesgo, como obesidad, sedentarismo, alcohol, tabaco, drogas, antecedentes familiares, exposición a radiaciones UV, terapias hormonales, contaminación ambiental y de alimentos, entre otros. También debemos mencionar el ruido, no dormir lo suficiente, la automedicación, dieta chatarra, estrés y estilos de vida tóxicos y la falta de educación para la salud en cuanto a prevención. Son factores que van sumando un riesgo acumulado que por mecanismos epigenéticos activan o inactivan genes, lo cual predispone a sufrir de ciertas enfermedades e incluso heredarlas.
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La prevención más el diagnóstico temprano son los mejores recursos que permiten salvar vidas, también una buena cultura sanitaria que desmitifique la enfermedad. Por su parte, la comunidad debe realizarse chequeos médicos anuales o periódicos evitando los factores de riesgo ya mencionados y siempre informarse por fuentes autorizadas. Para disminuir las probabilidades de mortalidad, es necesaria la detección temprana. (O)
Francisco Plaza Bohórquez, analista de temas y políticas de salud, Guayaquil