La violencia de género no es solo física, aunque por siglos ha sido la forma de agresión más evidente hacia las mujeres. También es posible ejercer machismo con las palabras, las amenazas e incluso los ‘chistes’ que se basan en estereotipos sobre el rol de la mujer o el hombre en la sociedad.

A estas expresiones se las ha llamado, comúnmente, ‘micromachismos’. El término fue acuñado en 1991, por el psicoterapeuta argentino Luis Bonino Méndez, para referirse a las frases o acciones cotidianas que tienen una base machista, pero que no necesariamente son malintencionadas o que no son agresiones físicas o insultos directos.

Sin embargo, estas expresiones no tienen nada de ‘micro’.

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“Cuando adoptamos la palabra micromachismo, aún sin intención, terminamos minimizando este tipo de conductas que sí tienen consecuencias y pueden ser fuertes como una mujer que constantemente se expone a situaciones donde es devaluada”, explica la psicóloga Josselyn Pispira, colaboradora del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de las Mujeres (Cepam), a EL UNIVERSO.

Según la experta, el machismo es todo un sistema de creencias que devalúa la capacidad o habilidades de las mujeres, mientras que a los hombres se los ubica en una situación de poder o autoridad. Las expresiones machistas apuntan precisamente a poner a las mujeres en una situación de vulnerabilidad o cuestionamiento, en un sentido inferior.

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Acciones machistas con consecuencias letales

Juzgar a las mujeres por el tipo de ropa que usan, la cantidad de parejas sexuales que tienen, si demuestran tener sentimientos y emociones, o asumir que deben ser las encargadas de las tareas del hogar son algunas de las formas en las que se evidencia el machismo en la actualidad.

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En Ecuador, este tipo de expresiones y acciones siguen latentes, sin ser reconocidas por la mayoría de la población.

“Cuando decimos que vivimos en una cultura machista dicen ‘no, las mujeres ya en esta sociedad están por igual’”, comentó Pispira. Pero “es parte de la cultura machista que aún existe una brecha salarial, las mujeres terminan cobrando menos que los hombres y por el mismo trabajo”.

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Este tipo de violencia económica, verbal o psicológica puede derivar también en casos más graves de violencia de género.

“Una cultura machista nos lleva a las consecuencias más letales como son los casos de femicidio o incluso de violencia sexual e infantil”, señaló la psicóloga.

Según la Fundación Aldea, 321 femicidios ocurrieron en Ecuador en el 2023, es decir, uno cada 27 horas.

En el 43 % de los casos, los femicidas tenían un vínculo sentimental con la víctima y cometieron el crimen en un contexto íntimo, familiar y/o sexual. De las 321 mujeres que fueron asesinadas el año pasado, 37 habían reportado antecedentes de violencia de su agresor, 8 tenían boleta de auxilio y por lo menos 6 mujeres sufrieron abusos sexuales antes de ser asesinadas.

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Foto: Pexels

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¿A los hombres también les afecta la cultura machista?

Si bien los hombres gozan de más poder y privilegio en las sociedades machistas, también son sujetos de escrutinio y expresiones que señalan sus ‘debilidades’.

De acuerdo con Pispira, hay varias formas en las que los hombres pueden ser juzgados o recriminados, y normalmente responden a estereotipos sobre lo que un ‘hombre’ debería hacer.

“Siempre tienen que demostrar que son viriles, que pueden ‘satisfacer’ a una mujer. Un tema que les pesa mucho y les afecta la forma en la que viven su sexualidad es el tamaño del pene. A nivel emocional, es que hay una limitación o una creencia de que los hombres no lloran”, indicó la experta.

“Pareciera que fuera una creencia del pasado, pero realmente todavía esa creencia está presente y los hombres no pueden expresar sus emociones, como la tristeza, la vulnerabilidad, e incluso también tienen que estar fuertes, tienen problemas para pedir ayuda”, señaló Pispira. “Eso es muy problemático, porque en un nivel muy extremo explica por qué mayoritariamente son hombres quienes se suicidan”.

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Y aunque cada vez hay más mujeres que pueden tomar conciencia de las expresiones machistas que les afectan, no ocurre lo mismo con la otra mitad de la población.

Mientras los hombres “no tomen conciencia, va a haber un desnivel”, argumentó la psicóloga. “Es muy importante el papel de los hombres para poder erradicar la cultura machista y por ende la violencia de género”.

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Cómo poner fin a la cultura machista

Según Josselyn Pispira, es “necesario y urgente” hacer cambios para acabar con la cultura machista.

Los factores que ella considera importantes son la educación, espacios para reflexionar y acción del Estado.

El Estado tiene un papel muy fuerte, muy importante para erradicar este tipo de creencias”, afirmó la experta. “Mientras haya ausencia del Estado, como hay ahora, realmente las intervenciones van a ser de poco alcance”.

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Desde Cepam se pide a las autoridades que las entidades estatales promuevan una cultura de cero violencia tanto dentro como fuera de sus puertas.

Verónica Carrillo, asesora del Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos, comentó a EL UNIVERSO que parte de sus estrategias para combatir las expresiones machistas y violencia de género es educar y capacitar a la población y a las demás carteras de Estado, a través de campañas y talleres de sensibilización.

“Sabemos que tenemos que romper esas barreras para que las mujeres puedan alcanzar más espacios laborales y que tengan estos accesos básicos a los servicios fundamentales y ese es nuestro propósito”, explicó Carrillo.

(I)