El Ecuador cree que el pueblo es el soberano, sin embargo, no seamos ingenuos, los soberanos son los políticos y burócratas enquistados en el Estado. Ellos han construido una muralla de leyes y reglamentos para protegerse y multiplicarse, su arma más letal es el código de trabajo, con ello han contaminado al sector público y privado, para tener un control total, y hacer que el desahucio sea una lotería, para perpetuarse en el poder, como resultado tenemos un déficit fiscal insostenible, que nos obliga a endeudarnos cada vez más, lo que pone en peligro la dolarización, la seguridad del Estado, e impide el acceso de la población a la vivienda, educación, salud y servicios públicos.

No me voy a prestar para el show que quieren hacer, dijo la fiscal Diana Salazar al abandonar la Comisión de Fiscalización y antes de que Ronny Aleaga comparezca

En la Asamblea, con sus debidas excepciones, se supone que hay personas que tienen capacidad para ejercer el cargo, pero no es así, necesitan de cuatro a ocho asesores, que piensen por ellos, como resultado la mayoría en la Asamblea la tiene un partido político en el que todos sus dirigentes están presos o prófugos. El caso Metástasis nos ha revelado que los grupos de delincuencia organizada tienen el control de las ciudades y el derecho a cobrar impuestos. Con estas leyes no hay, ni nunca habrá inversión extranjera y si la hay es solo en minería, donde solo necesitan máquinas.

Correísmo fracasa en su intento de exponer a la fiscal Diana Salazar a un careo con el exlegislador Ronny Aleaga

La burocracia es una herramienta de dominación política, dice Max Weber, peor aún si no sabemos si son políticos o delincuentes. Debemos reinventar al Ecuador, reducir el tamaño del Estado y el gasto público, y derribar una muralla de leyes injustas que solo asegura su permanencia, para salir de una burocracia inútil que amenaza la dolarización e impide nuestro desarrollo. (O)

Publicidad

Juan Orús Guerra, Guayaquil