Es increíble cómo se empobrece cada vez más y de manera descarada al pueblo ecuatoriano que posee un vehículo y sale por trabajo o por vacaciones a disfrutar los bellos lugares del Ecuador por las carreteras del país. Bajo el pretexto de precautelar la vida (que tal vez no les interesa mayormente) de las personas, se ponen zancadillas de control por doquier para que miles de vehículos particulares caigan en las trampas de los fotorradares. He visto con enorme asombro las multitudinarias colas de personas en las ATM o ANT, CTE y en sí en todas las agencias de tránsito, reclamando las injustas citaciones de tránsito con montos cercanos a los 200 o 400 dólares. Hay muchas personas que tienen que pagar multas seguidas y dar todo su sueldo a esas agencias de tránsito, donde ingresan a sus jugosas arcas millones de dólares del pueblo ecuatoriano. En esas agencias de tránsito está terminantemente prohibido que se acepten impugnaciones y peor apelaciones. El pago va porque va sin el más mínimo empacho. Es lamentable que ningún funcionario de Gobierno o Contraloría audite y controle estos abusos.

Problemas con las instituciones de tránsito

La forma tramposa de controlar las velocidades de los vehículos deja la gran duda de que se desee controlar las vidas humanas, más bien parece que se busca elevar altamente el nivel de vida y jugosos ingresos de las “autoridades” de dichas agencias de tránsito. (O)

Édgar Saldaña Alvarado, ingeniero agrónomo, Guayaquil