Tenga usted presente dos cifras muy claras. Una, las remesas superan los 5.000 millones de dólares anuales, lo que equivale a casi 1 millón de personas al año recibiendo un salario básico cada mes; en un país donde el empleo es bastante precario (solo 3 millones de personas tienen un empleo pleno con salario básico), es como si más del 10 % de la población económicamente activa tuviera un empleo sensato gracias a las remesas (aunque tener empleos de calidad sería mucho mejor, obviamente). Dos, las remesas constituyen el tercer rubro de ingreso de divisas al país, detrás del petróleo (sobre los 10.000 millones de dólares) y el camarón (7.000 millones de dólares), pero por encima del banano (hacia los 4.000 millones de dólares) y los demás. Así de simple.

$ 1.000,7 millones en remesas ingresaron a Ecuador desde Estados Unidos en un solo trimestre, según el Banco Central

Y es dinero que, por un lado, ayuda a la liquidez y la actividad de la macroeconomía, pero más importante llega al bolsillo de la gente y mueve directamente su actividad diaria e indirectamente la de su entorno; y, sin ninguna duda, 5.000 millones de dólares que la gente maneja directamente con sus decisiones libres, es mucho más valioso para el conjunto social que esos mismos 5.000 millones gastados, y con mucha frecuencia malgastados, por el Gobierno con base en orientaciones políticas.

Las remesas de los migrantes superarían los $ 5.000 millones en 2023 en Ecuador

El nivel es muy importante, pero el crecimiento también. Hasta hace 4 años estábamos alrededor de los 3.500 millones de dólares. ¿Por qué este incremento? Para contestar quizás vale tener presente que casi 70 % de las remesas provienen de los Estados Unidos (20 % de España y el pequeño resto de otros). Y ahí podría haber dos explicaciones. Por un lado, entre 2020 y 2022 el Gobierno americano entregó cheques de ayuda muy importantes a la población por el COVID-19, y es posible que una parte de eso haya terminado en manos de los hogares latinoamericanos (porque el aumento de remesas se da en casi todo el continente). Por otro lado, la migración de ecuatorianos ha aumentado sustancialmente: según el INEC, la diferencia entre salidas e ingresos de ecuatorianos fue de 65.000, 80.000 y 115.000 entre 2020 y 2022, respectivamente, y en 2023 debe rondar los 150.000, cifras que además están subvaloradas porque no todas las salidas se registran, es decir, la cifra real debe superar 500.000 personas en 4 años; el crecimiento de las capturas de ecuatorianos en la frontera americana así lo confirma. Humanamente terrible, pero de ahí se genera un flujo de apoyo a sus parientes en Ecuador.

¿A dónde han llegado esas remesas? Principalmente a Guayas, alrededor del 30 %, Azuay, algo más del 20 %, y Pichincha hacia el 15 %. En el caso del Guayas este porcentaje es algo similar a su peso poblacional y en la economía ecuatoriana, pero sin duda la cifra de Azuay es superior a su peso relativo y, en cambio, la de Pichincha es inferior. Y cabe señalar que las remesas del Ecuador hacia el exterior también han aumentado, pasando de 400 a 700 millones de dólares en estos años, siendo Colombia el principal receptor. Obviamente el saldo neto (remesas entrantes menos salientes) es positivo para el Ecuador en $ 4.500 millones anuales.

En definitiva, un fenómeno muy importante para la economía ecuatoriana, pero debemos luchar para que la gente mantenga la esperanza de vivir en su “llacta”. (O)